Suelo pasear, me encanta pasear, por los alrededores de donde vivo, largas caminatas de dos a tres horas, y ayer decidí echarme la cámara de fotos encima, siguiendo mi propio ejemplo, y me encontré con este panorama, en el llamado Camino de José Antonio Arnaldos, que lleva desde La Alcayna a la carretera de Fortuna, pasando por el enorme huerto de placas fotovoltáicas que hay junto a la mencionada carretera.
Justo es reconocer que hace unas semanas había ya uno o dos paquetes de desperdicios, creo recordar que escombro. Pero ahora hay la prueba de que en alguna de las casas cercanas, supongo, han celebrado una gran fiesta y han pensado que los desperdicios, entre ellos decenas de platos de plástico, cubertería del mismo material, botellas, etc. etc., no les merecía la pena llegar al contenedor que, inevitablemente, iban a encontrar al final de la calle, en la misma que desemboca en camino.
¿Cómo es posible que personas que han estado disfrutando de un día placentero, de fiesta, sean capaces de condenar a la Tierra, a la naturaleza, a cargar con su basura? Y el problema es que, ahora, ese lugar, ya es un estercolero para todo el que pase.
Y si no, al tiempo.
Justo es reconocer que hace unas semanas había ya uno o dos paquetes de desperdicios, creo recordar que escombro. Pero ahora hay la prueba de que en alguna de las casas cercanas, supongo, han celebrado una gran fiesta y han pensado que los desperdicios, entre ellos decenas de platos de plástico, cubertería del mismo material, botellas, etc. etc., no les merecía la pena llegar al contenedor que, inevitablemente, iban a encontrar al final de la calle, en la misma que desemboca en camino.
¿Cómo es posible que personas que han estado disfrutando de un día placentero, de fiesta, sean capaces de condenar a la Tierra, a la naturaleza, a cargar con su basura? Y el problema es que, ahora, ese lugar, ya es un estercolero para todo el que pase.
Y si no, al tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario