Según el informe, el ritmo anual al que se derriten los glaciares se ha doblado, y en el 2006, último año con datos, se registraron pérdidas de hielo sin precedentes.
"Si esta tendencia continúa y los gobiernos no se ponen de acuerdo sobre las nuevas reducciones de gas de efecto invernadero en Copenhague en 2009, es posible que los glaciares desaparezcan de muchas zonas de montaña durante este siglo", advierte el informe.
A pesar de que los fenómenos extraordinarios de deshielo ya se produjeron en los últimos dos decenios del siglo pasado, en los 8 primeros años del actual, el ritmo se ha acelerado.
Las pérdidas de 1998, que fueron históricas, ya se han superado tres veces: en el 2003, el 2004 y el 2006. De hecho, el informe pone de manifiesto que los deshielos del 2004 y del 2006 fueron dos veces más importantes que los de 1998.
Según los cálculos de los expertos, la pérdida anual registrada en el decenio 1996-2005 fue el doble que la producida en el periodo 1986-1995 y cuatro veces superior a la del periodo 1976-1985. En los Alpes, la cobertura glaciar decreció un 35 por ciento entre 1850 y la década de 1970, un disminución que se ha incrementado un 22 por ciento extra hasta el año 2000.
En el año 2003, en que Europa padeció una ola de canícula, el deshielo fue en un sólo verano de entre 5 y 10 por ciento. Los expertos señalaron que, más allá de las consecuencias globales de la pérdida de los glaciares, el aprovisionamiento de agua de millones de personas está amenazada.
"Es urgente que desarrollemos y utilicemos tecnologías modernas y que extendamos la red de vigilancia en la regiones donde aún no hay sistemas de control eficaces", aseguró el director del Servicio Mundial de Control de los Glaciares, Wilfried Haeberli. El estudio fue presentado en paralelo a la vigésimo novena reunión del Grupo Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC), que se celebra esta semana en Ginebra.
El IPCC fue galardonado el año pasado con el Premio Nobel de la Paz, compartido con el ex vicepresidente de EEUU Al Gore, "por sus esfuerzos para construir y difundir mayor conocimiento sobre el cambio climático provocado por los seres humanos, y sugerir medidas para contraatacar y modificar el fenómeno".
El IPCC nació en 1988 con el objetivo de investigar y determinar si se estaba realmente produciendo un fenómeno de cambio climático y las consecuencias que éste tendría. El grupo, formado por 400 expertos de todo el mundo, determinó que la actividad humana había provocado el cambio climático, descartando la visiones de muchos escépticos que negaban la evidencia.
El cuarto informe del IPCC, además, dejó claro que el cambio climático tendrá nefastas consecuencias para la tierra, dado el deshielo de los glaciares y los polos y la consecuente inundación de tierras y desaprovisionamiento de agua, pero también por los fenómenos meteorológicos extremos que provocará. Las negociaciones mundiales para luchar globalmente contra el cambio climático continúan actualmente tras varios encuentros internacionales, y está previsto que concluyan en una reunión que tendrá lugar en Copenhague en diciembre de 2009.
"Si esta tendencia continúa y los gobiernos no se ponen de acuerdo sobre las nuevas reducciones de gas de efecto invernadero en Copenhague en 2009, es posible que los glaciares desaparezcan de muchas zonas de montaña durante este siglo", advierte el informe.
A pesar de que los fenómenos extraordinarios de deshielo ya se produjeron en los últimos dos decenios del siglo pasado, en los 8 primeros años del actual, el ritmo se ha acelerado.
Las pérdidas de 1998, que fueron históricas, ya se han superado tres veces: en el 2003, el 2004 y el 2006. De hecho, el informe pone de manifiesto que los deshielos del 2004 y del 2006 fueron dos veces más importantes que los de 1998.
Según los cálculos de los expertos, la pérdida anual registrada en el decenio 1996-2005 fue el doble que la producida en el periodo 1986-1995 y cuatro veces superior a la del periodo 1976-1985. En los Alpes, la cobertura glaciar decreció un 35 por ciento entre 1850 y la década de 1970, un disminución que se ha incrementado un 22 por ciento extra hasta el año 2000.
En el año 2003, en que Europa padeció una ola de canícula, el deshielo fue en un sólo verano de entre 5 y 10 por ciento. Los expertos señalaron que, más allá de las consecuencias globales de la pérdida de los glaciares, el aprovisionamiento de agua de millones de personas está amenazada.
"Es urgente que desarrollemos y utilicemos tecnologías modernas y que extendamos la red de vigilancia en la regiones donde aún no hay sistemas de control eficaces", aseguró el director del Servicio Mundial de Control de los Glaciares, Wilfried Haeberli. El estudio fue presentado en paralelo a la vigésimo novena reunión del Grupo Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC), que se celebra esta semana en Ginebra.
El IPCC fue galardonado el año pasado con el Premio Nobel de la Paz, compartido con el ex vicepresidente de EEUU Al Gore, "por sus esfuerzos para construir y difundir mayor conocimiento sobre el cambio climático provocado por los seres humanos, y sugerir medidas para contraatacar y modificar el fenómeno".
El IPCC nació en 1988 con el objetivo de investigar y determinar si se estaba realmente produciendo un fenómeno de cambio climático y las consecuencias que éste tendría. El grupo, formado por 400 expertos de todo el mundo, determinó que la actividad humana había provocado el cambio climático, descartando la visiones de muchos escépticos que negaban la evidencia.
El cuarto informe del IPCC, además, dejó claro que el cambio climático tendrá nefastas consecuencias para la tierra, dado el deshielo de los glaciares y los polos y la consecuente inundación de tierras y desaprovisionamiento de agua, pero también por los fenómenos meteorológicos extremos que provocará. Las negociaciones mundiales para luchar globalmente contra el cambio climático continúan actualmente tras varios encuentros internacionales, y está previsto que concluyan en una reunión que tendrá lugar en Copenhague en diciembre de 2009.
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