Tengo que reconocerle a los habitantes de Molina de Segura, y de los lugares limítrofes, su dedicación a que todos los caminos, sendas, veredas, pasadizos, sean verdes o no, estén adornados con escombros, basura, mobiliario, plásticos...
Es digna de admiración esa dedicación a asquerosear cualquier paisaje.
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