Dos fuentes orientan el camino humano. La primera debería ser la naturaleza... pero la naturaleza se considera hoy como una realidad puramente mecánica y, por tanto, que no contiene en sí ningún imperativo moral, ninguna orientación de valores: es algo puramente mecánico y, por consiguiente, el ser en sí mismo no da ninguna orientación. (Benedicto XVI, en su discurso sobre "Una crisis no sólo económica sino cultural y espiritual").
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